Ella, una joven inquisitiva, se encontró inesperadamente en un rincón del bosque donde los colores parecían bailar y las sombras cobraban vida. En ese lugar encantado, se topó con una extraña casa en forma de hongo que destilaba un aroma tentador. Intrigada y curiosa, Ella no pudo resistir la tentación y probó un pequeño trozo.
De repente, el mundo a su alrededor comenzó a transformarse en un torbellino de patrones y colores vibrantes. Se sentía como si estuviera flotando en una mezcla de sueño y realidad. Mientras exploraba este nuevo estado de conciencia, Ella se dio cuenta de que su percepción de sí misma también estaba cambiando.
A medida que vagaba por el bosque, se encontró con versiones de sí misma que reflejaban diferentes aspectos de su personalidad. Una Ella audaz y aventurera la animaba a explorar nuevas posibilidades, mientras que otra, más reservada, la instaba a conectarse con su interior. Cada encuentro con estas manifestaciones de sí misma era como mirarse en un espejo distorsionado que revelaba capas de su ser que aún no había explorado.
En su viaje interno, Ella enfrentó a sus demonios, desafíos, miedos ocultos y profundos, que habían estado enterrados en lo más profundo de su mente. A medida que superaba estos obstáculos, experimentaba una sensación de liberación y autenticidad.
Descubría que su verdadera identidad iba más allá de las expectativas externas y de las máscaras que había usado para encajar en un mundo que destila en algunos vértices, intolerancia y clasismo.
En su viaje, Ella se encontró con personajes extravagantes que personificaban aspectos de su propia psique. El hombre reloj representaba la urgencia de su tiempo y la necesidad de equilibrio en su vida. El pájaro arcoiris simbolizaba la creatividad desenfrenada que yacía en su interior, esperando ser liberada.
Finalmente, después de una odisea emocional, Ella emergió del bosque con una nueva comprensión de sí misma. Se dio cuenta de que la identidad era fluida y que estaba en constante evolución. Aceptó su complejidad y abrazó las diferentes facetas de su ser sin miedo al juicio externo ni sus propios juicios.
De vuelta en la realidad, Ella se comprometió consigo misma, a vivir una vida auténtica, fiel a sus valores y pasiones. El hongo no solo había transformado su percepción del mundo, sino que también la ayudó a descubrir su verdadera identidad en un viaje interior único y revelador.
By @lapoetabendita
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