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Transmisión Transgeracional - nuestro linaje.

"Creo que las experiencias de utilidad, organizadas y consolidadas a través de todas las pasadas generaciones de la raza humana, han venido produciendo sus correspondientes modificaciones, que por transmisión y acumulación continuadas han creado en nosotros ciertas facultades de intuición moral, ciertas emociones correspondientes a la buena o mala conducta, que no tienen ninguna base aparente en las experiencias individuales de la utilidad."H. Spencer, citado por Charles Darwin en “El origen del hombre” (1871).

El hombre existe como individuo y como miembro de una cadena generacional que cumple sin su voluntad consciente los objetivos del grupo y la especie. Existe un impulso por transmitir, un imperativo psíquico, una necesidad inconsciente vinculada a la pulsión de conservación y de continuidad de la vida psíquica. Esta pulsión de conservación, integrada en eros, constituye el inconsciente hereditario y su objetivo es la transmisión de la genética y la cultura a los sucesores.



Es inherente al ser humano la pertenencia al grupo. Desde el nacimiento, ya somos miembros de distintos espacios psíquicos intersubjetivos desde los cuales nos es transmitida por vía psíquica la formación de ideales, las referencias identificatorias, las representaciones, los mecanismos de defensas, creencias, mitos, ritos e ideologías. En la concepción del sujeto psíquico como inseparable del grupo, es donde se entrecruzan la transmisión intrapsíquica y la intersubjetiva.

La familia es el grupo primario y el espacio originario de la intersubjetividad, donde el niño hereda el material psíquico indispensable a través de sus filiaciones materna y paterna. Son los vínculos intersubjetivos de apuntalamiento e investiduras narcisistas, los enunciados de prohibiciones fundamentales que ponen en marcha la representación de cada uno y se constituyen los objetos, los vínculos de identificación y las estructuras básicas del yo y superyó (Kaës, 1993).

Cada familia posee sus mitos familiares que son representación mítica de una familia ideal vinculada generalmente a una de las ramas del árbol genealógico. Estos mitos están constituidos por la propia historia y por un conjunto de creencias y fantasías inconscientes compartidas que habitualmente se van transmitiendo de generación en generación. Estas representaciones suelen tener una función estructurante: contribuyen a la cohesión familiar, a su equilibrio psíquico, refuerza su identidad y permiten que los miembros de una familia nuclear sientan la pertenencia a un linaje, y esto a su vez se concreta en un sistema de reglas, funciones de los miembros y reparto de roles. En base a este establecimiento de reglas, prohibiciones, funciones y roles familiares, se constituyen las representaciones de las diferencias entre los sexos y las generaciones.

La pareja es la portadora básica de la transmisión que en circunstancias favorables transmite todo aquello que garantiza y asegura las continuidades, el mantenimiento de los vínculos intersubjetivos, el mantenimiento de las formas y de los procesos de conservación de la vida. Es decir, pueden formar una nueva familia en que las transmisiones se den con desarrollos propios, o por el contrario, en circunstancias desfavorables pueden ser causas de perturbaciones en el grupo familiar o en alguno de sus miembros. El niño nace ya con una historia genética, vincular y emocional, hereda la “carga” de recomponer a la familia a partir de la alianza de los dos linajes de los que ha nacido; por tanto hay una historia que lo pre-existe, de la cual puede ser heredero transmisor con nuevos desarrollos, o en ocasiones tan solo prisionero de ella (Rozenbaun, 2005).

La transmisión transgeneracional estudia cómo el mundo representacional de individuos de una generación puede influir en el mundo representacional de individuos de generaciones siguientes, cómo son estos fenómenos de la transmisión y cómo son los procesos por medio de los cuales se ponen en marcha. Se estudia cómo se repiten de una generación a otra las esencias de la vida psíquica de los antepasados, los modelos de vínculos, los patrones relacionales, las patologías parentales y la formación de otras patologías que a veces solo podrán comprenderse con la reconstrucción de fragmentos de la historia del pasado del paciente a través de la transferencia. Habitualmente, estas transmisiones afectan a dos, tres o más generaciones.

Tomar consciencia de nuestros asuntos y mecanismos familiares nos permitirá ver cuánto de lo que viene de otros se nos ha pegado y forma parte de nuestra falsa- identidad. Somos el fruto de una larga cadena de historia y prehistoria. En lo más profundo de nuestros inconscientes y nuestras memorias corporales, no sólo viven nuestros padres, sino que también los abuelos, incluso nuestros bisabuelos aun cuando no los hayamos conocido; y más allá.



CURACIÓN TRANSGENERACIONAL

En cuanto a la resolución Haydée Faimberg (1993) afirma: “Cuando se conoce la historia secreta se puede modificar los efectos que tiene sobre el yo, modificar el clivaje alienante (la división del yo). Este proceso de desidentificación permite restituir la historia en tanto ésta pertenece al pasado. La desidentificación, en consecuencia, es la condición de la liberación del deseo y de la constitución del futuro (pag 31)”.

Es indudable que formamos parte de una cadena generacional y sistémica (de los diferentes sistemas en que vivimos: familia, cultura, religión, país) de la que somos tributarios y portadores. Esto tiene sus consecuencias e implica una gran responsabilidad por parte de los padres, educadores y dirigentes. Desde esta perspectiva, los mensajes y los referentes que los padres, educadores y dirigentes ofrecen como provenientes de las generaciones anteriores son factores que contribuyen a la constitución de nuestro sentido del yo. Ancestros y descendencia, contenidos en el vínculo de al menos tres generaciones, son los polos que marcan la posibilidad de continuidad de la transmisión generacional o la ruptura de la misma. Sólo si nos involucramos en un trabajo de consciencia y sanación podremos facilitar algún tipo de transformación que conduzca y haga posible apropiarse de aquello que nos es transmitido, haciéndolo propio porque se haya integrado de una manera consciente en uno o diferenciándonos de ello porque no corresponde y no es adaptativo.

En nuestro proceso de descubrimiento y despertar de la consciencia hemos de considerar preguntas fundamentales que nos ayuden a tomar consciencia de quién realmente somos. Algunas preguntas útiles pueden ser: ¿cuáles son los motivos por los cuáles nuestros padres deseaban un hijo?, ¿cuál era el estado de la pareja cuando fue concebido el hijo?, ¿cuál es el plan o proyecto con el que tuvieron al hijo?, ¿cuáles fueron los mensajes significativos que cada uno de los padres transmitieron al hijo/a?, ¿cuáles fueron los dramas o tragedias del clan familiar?.

Desde una óptica psicogenealógica, el proceso de llegar a ser un individuo diferenciado del clan, consiste en diferenciarse del árbol genealógico, realizarse o acercarse a la plenitud personal, para finalmente volver al clan en una actitud de honra y perdón compasivo, y dejar una luz nueva y libre de cargas para las generaciones que vengan detrás. De esta manera nos convertiremos en un ancestro protector e iluminador para los descendientes. Este proceso puede verse como un viaje desde lo familiar y lo colectivo a lo individual, la forma de llegar a ser el individuo único y especial que cada uno somos para volver a unirse con el colectivo y ahora ‘emanar’ nuestra naturaleza compasiva en forma de acción en el mundo. Lo individual se vuelve a fundir con lo colectivo, el todo, para hacer un aporte transcendente al mundo. Dar posibilidad a un proceso de curación es un paso imprescindible para que nuestros cuerpos se descarguen de la información que hemos ido adquiriendo a lo largo de la vida, tanto por vía epigenética como por vía relacional, para promover un proceso de actualización permanente. Este proceso de sanación de lo que ya no es adaptativo es lo que nos hará como padres, educadores o terapeutas transmisores de un mensaje que siga favoreciendo la vida en lugar de frenarla, y facilitar entornos en los que las personas puedan realizar su naturaleza y crear su propia historia libre de las cargas pasadas.

Fuente: https://www.temasdepsicoanalisis.org/2014/01/28/transmision-transgeneracional-y-situaciones-traumaticas/

https://aleces.com/wp-content/uploads/2019/08/articulo-5.pdf


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